Presentación del blog


Todo empezó el 1 de enero del año 2000, el del efecto que nunca fue. Un día antes estaba aún en los noventa, se dice pronto, y las torres gemelas y mis veinte años seguían en pie. Ese día, Radio Clásica daba la bienvenida al año Bach que comenzaba, el del 250 aniversario de su muerte, y lo hacía con una originalísima propuesta: veinticuatro horas de su obra a través de los ojos de otros compositores.

Aquello era genial. Cada presentador de la parrilla de entonces se encargaba de elaborar sus playlists —que entonces nadie llamaba así— en función de la temática de su programa. Por ejemplo, el añorado Cifu me descubrió los Swingle Swingers y el Modern Jazz Quartet cantando y tocando por Johann Sebastian. Conocía los planes por un boletín que te enviaba gratis la emisora a tu casa, y me había avituallado con veinticuatro cintas de cassette. El día entero corriendo a cambiarlas cada vez que acababa un programa. Qué tiempos.

Aquello era muy adictivo. Tanto, que empecé a desarrollar una afición por el tema que desde entonces no ha parado. Recopilar cualquier acercamiento a la música de Bach, más directo o más sutil, del siglo XX o del propio XVIII, de música romántica o contemporánea, en Europa o en cualquier lugar del mundo. Uno, que ya era empedernido bachiano, se acercaba a estilos que no conocía con la tranquilidad de la familiaridad, pero lo mejor es que luego volvía al original y lo sentía como obra nueva, redescubierta tras observarla desde otros ángulos.

Y con el tiempo, nació este blog. ¿A que mola la imagen de arriba? Ese era el diseño y el nombre original, una suerte de intento de amago de conseguir traducir algo parecido al "Back to Bach" que pusieron de moda los jazzistas o, más cogidamente de los pelos aún, el "Rétour a Bach" que el bueno de Koechlin describió en cierto maravilloso ensayo. Aunque, eso sí, ni la "vuelta a Bach" ni el más nitzscheano "retorno a Bach" evocan ni de lejos el "Regreso al futuro" de la mítica tipografía de la mítica película sobre viajes en el tiempo con la que la angloparlancia tiene más fácil jugar con solo una tan sola letra mediante: de "Back to the future" a "Bach to the future".

Pero en realidad, a Bach nunca hubo que hacerlo regresar, a decir de Carreras en el mejor prólogo que se le podía imaginar a un libro sobre testimonios históricos del genio, que lo de Mendelssohn solo fue la punta del iceberg, de uno bien fuera de la superficie ya. Y en todo caso, tampoco sería Bach el que cogería el Delorean, que siendo estrictos serían todos los demás que vinieron después de su muerte a revisitarlo una y otra vez; a no ser que nos refiriésemos a su espíritu, pero a un espíritu no le haría falta un Delorean...

Bach tras Bach, además de aliterar, evoca mejor lo que de verdad pasó. Y lo que pasó fue que, además de no irse nunca, ocupó entonces y sigue ocupando hoy un lugar central en el mundo de la música y de la cultura popular. Este blog es un homenaje a todo este fascinante discurrir que ya es secular y que ha dado con el kantor en la sonda Voyager surcando el espacio, en una canción de Extremoduro y en un bosque de Japón. Aquí lo iré recopilando todo, con paciencia, pues ya sabéis: no es un arroyo, es un océano. Como dijo Schumann: solamente hay uno de quien los demás podríamos sacar algo nuevo: Johann Sebastian Bach.

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